Estaba el Mulla Nasrudín, un famoso personaje sufí, visitando la India. Había llegado en su mula hasta la ciudad de Calcuta. Mientras paseaba por las calles repletas de gentes, se llegó hasta un mercado. Se bajó de la mula y fue a recorrerlo. Entre la multitud de vendedores y tolderías, le llamó la atención un vendedor, que estaba de cuclillas vendiendo algo que parecían dulces, colorados y apetitosos. Como Nasrudín era muy goloso, no pudo contenerse y compró una gran cantidad de aquellos dulces, pensando en darse un buen atracón, aunque en realidad, lo que compró fueron chiles picantes. Se fue el Mulla muy contento por su adquisición. Se sentó bajo unos árboles junto al río y comenzó a comer los supuestos dulces. Apenas había mordido el primero de los chiles, cuando sintió un fuego que recorría su paladar. Estaban tan picantes, que hasta la nariz se le puso roja. Comenzó a soltar lágrimas y le costaba respirar, pero no dejaba de comer sus “dulces”. Hacía toda clase de muecas y esto...